A veces subo a una silla para coger un libro , o me agacho para limpiar debajo de un mueble y entonces , por casualidad, mi mirada se cruza con un objeto , una de esas cosas , de esas cientos de cosas , que nos rodean en nuestros hogares , en nuestros trabajos y a veces ....solo a veces se produce el milagro. Quizás sea que la perspectiva las hace distintas o que sean mis ojos los que miran distinto, el hecho es que adquieren un entidad nueva, dejan de ser aquellas cosas familiares , a las que no damos la menor importancia, las que limpiamos a diario , utilizamos a diario, olvidamos a diario....esas cosas sobre las que nuestra mirada se desliza indiferente...esas cosas que de tanto verlas se nos borran... y descubrimos una belleza que se nos ocultaba . Esos pisapapeles que hemos reunido, sin saber bien como, se transformas en planetas ignotos , mundos por descubrir y solo queda de su vida anterior un vago reflejo de una realidad que se nos escapa. El almirez que tu abuela se empeño que te llevaras ..."hija lleva tanto tiempo en la familia ...ya mi madre y la madre de mi madre majaba los aliños en él" y que has dejado como adornos sin sentido encima de cualquier estantería olvidada, son de pronto abismos a los que te asomas con curiosidad y con cierto miedo y en los que descubres un refinado esteticismo tan baldío, tan frío como sorprendente. Los collares que esperan aparcados en tu cómoda son, en un momento mágico, sofisticadas creaciones de un artista anónimo y exquisito. Entonces coges la maquina y haces fotos, sin saber muy bien si la cámara va a mostrar lo que tus ojos apenas creen , lo que tus palabras nunca explicaran ....